Por qué los médicos no hablan. Escrito por un médico. Todo el mundo debería leerlo. Nos dirigimos a una tormenta perfecta, con un aumento de las necesidades sanitarias y una escasez de médicos por la forma en que los tratamos.
Te preguntas por qué los médicos están callados. Los historiales clínicos electrónicos son una bola y una cadena para los médicos. Se nos sigue la pista a través de ellos. Cuando escribí una receta de Ivermectina para una paciente, con consentimiento informado (estaba vacunada), recibí 5 cartas amenazando mi licencia médica, mis privilegios en el hospital y mis contratos de seguro. No habría recibido 5 cartas si hubiera matado a alguien por negligencia o mala praxis. Si me retiran la licencia, ya no podré ayudar a mis pacientes.
Hablo con los pacientes de forma individual, pero hablar en público destruiría a mi familia. Tengo hijos. Francamente, he visto que los pacientes quieren que me arriesgue por ellos, pero no están dispuestos a apoyar a su médico. La sociedad es perezosa.
Puedo salvarles la vida, pero me pagan menos por mi trabajo que a algunos peluqueros. La sociedad no valora mi formación, como demuestra el auge del «proveedor de práctica avanzada». Ya casi he terminado con mi profesión. Espero jubilarme en los próximos 1 a 3 años, décadas antes de lo que había planeado. Me encanta lo que hago, pero no puedo soportar más este sistema tóxico y roto. Por eso muchos se han retirado en los últimos dos años, y esta tendencia continuará.
Hace más de un año les dije a los pacientes que la vacuna no evitaría que contrajeran el COVID. Nunca se estudió que lo hiciera. De hecho, leí los estudios. Esto, por supuesto, era desinformación, pero ahora se ha demostrado que es cierto.
¿Quién será el zar de la verdad para la sanidad? ¿Cómo voy a estar al día? Me queda asumir que la población quiere que el gobierno guíe su atención sanitaria. Ese es, de hecho, el plan. Preveo que el sistema sanitario se socializará en los próximos 5 años. Y la población se escandalizará. Nadie está prestando atención.
Le agradezco todo lo que está haciendo y le deseo la mejor de las suertes. Me siento como David contra Goliat.
Por qué los médicos no hablan